Pauli Violeta Poemas

Harta de cuidar los bordes para que no caigan Harta de vestirme en silencio sin mostr ar la piel Harta de andar la misma línea recta sobre el espejo Harta del blanco infinito que dibuja la pared Harta por arriba por debajo de izquierda a derecha Harta por las cuatro esquinas del miedo circular Harta de los nombres que se repiten y que nadie conoce Harta de escribir palabras que evapora el tiempo

Esta tarde enterré  la última lámpara  en e l jardín junto a los blanc os geranios de aceite. de tierra, aceite y vinilo que sembré para ti. La enterré cansada de tanto esperar. Primero el vestido: lo lavé con gusto lo planché con dulzura lo perfumé con mi olor y lo acomodé luego en éste cuerpo vacío lleno de incendios muertos. Estuve de pie mucho tiempo  frente a la ventana desempolvé la cortina corté los cables eléctricos y me eché de rodillas jalando del picaporte. No hay luz que pueda hacer con mis manos o salir a comprar o pedir a alguien. Las lámparas se derretían sobre la mesa. Algo me pasa  que ya no quiero volver a verlas... una a una las enterré y he vuelto a nacer  en el lado oscuro de tu ausencia.

La araña se desliza contenta desde la viga. Sé que está feliz porque se balancea gustosa prendida del minúsculo hilo. Es de un color encendido  entre rojo y violeta, y sus patas parecen agujas. La observo con sorna y entonces lo sé: un fuerte viento conseguiría borrarla... el descuido de una mano cualquiera bastaría para perderla. Eso también podría pasarme a mí...