La casa es morada del silencio
La casa es morada del silencio del tiempo y del olvido. Cosas simples, mágicas presencias se rompen de pronto con la voz de quien recuerda, con la mano que enciende una luz, con el gesto inmortal de los que habitan juntos el mundo, la vida. Casa concha y cruces de lo que ha sido. Habitantes soñadores que hacen despertar cada lugar cada rincón, un laberinto de constantes nacimientos y muertes. La casa se hace casa: alguien gira el picaporte, el baño espera siempre un cuerpo, un menester, la visita se entretiene en la sala, el corredor anima la conversación de la tarde, un dulce olor se cuece en la cocina. La casa se hace casa: se enciende entre ella y la naturaleza, un lenguaje rítmico. La puerta está entreabierta el mediodía se derrama lento luminoso cálido a través de ella como pidiendo permiso como queriendo colarse de un modo amigo de un modo familiar, el reloj se disuelve sobre el rígido armario: hay horas largas hechas años y segun